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Síndrome de Fatiga Crónica

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¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?

Con este nombre se designa a un trastorno  de  etiología  desconocida cuyo síntoma nuclear es una intensa sensación de cansancio físico y mental que disminuye notablemente el rendimiento laboral, intelectual y altera la vida social. En general, afecta en mayor proporción al sexo femenino,  predomina  notoriamente  en  la raza blanca, y la edad promedio de inicio se sitúa alrededor de los 30 años. Desde una perspectiva histórica, el concepto  está  relacionado  con  las descripciones de neurastenia y psicastenia de Janet efectuadas a fines del siglo pasado y principios del actual, con las que guarda una estrecha relación, lo que hace pensar que tal vez no se trate de una enfermedad nueva,  sino  de  una  interpretación distinta de un cuadro ya existente. El interés actual por este tema se inicia en 1984, cuando en el estado de Nevada, Estados Unidos de Norteamérica,  surge  una  epidemia  de fatiga intensa y prolongada que genera en los pacientes afectados gran discapacidad  para  su  rendimiento habitual, lo que contrasta con la pobreza de signos objetivos de enfermedad. Cuatro años más tarde, los Centros para el Control de Enfermedades (Centers for Disease Control) ubicados en Atlanta, Georgia, establecen criterios diagnósticos para el reconocimiento de la nueva entidad.

Criterios diagnósticos.  

Criterios mayores:

1)Aparición brusca de fatiga persistente,  recidivante  o  ambas  en una persona que no tiene antecedentes de síntomas similares. La fatiga no mejora con el reposo, y es lo suficientemente severa como para disminuir el promedio de actividad diaria al 50% durante los últimos 6 meses. 2) Exclusión de toda patología orgánica o psíquica que pueda generar sintomatología similar

1)    Criterios menores:

1)Fiebre baja o moderada referida por el paciente con escalofríos o no. 2) Dolor de garganta, odinofagia (dolor para tragar) o ambos. 3) Debilidad muscular generalizada. 4) Adenopatías (inflamación de Ganglios) dolorosas, cervicales o axilares. 5) Mialgias (dolores musculares). 6) Fatiga posterior a un esfuerzo (fatiga generalizada que se extiende por 24 horas o más luego de la realiza- ción de un esfuerzo o un ejercicio, y que hubiera sido tolerado fácilmente antes de la aparición de la enfermedad). 7) Cefaleas (difieren en tipo y severidad a las que pudiera haber padecido el paciente antes de la aparición de la enfermedad). 8) Artralgias (dolor articular) migratorias sin artritis. 9) Alteraciones de las funciones cognitivas (excesiva irritabilidad, sensación de confusión, enlentecimiento del pensamiento, dificultad de concentración, déficit de atención, alteraciones de la memoria, sensación de mareo y vértigo, fotofobia, alteraciones visuales sin causa oftalmológica reconocida). 10) Alteraciones del sueño, como dificultad de conciliación, despertares frecuentes y sensación de sueño no reparador. 11) Comienzo agudo o subagudo de la sintomatología.

1)     Criterios físicos menores:

1)    Fiebre leve a moderada (37,6º C 38,6º C), comprobada por el médico. 2) Faringitis o inflamación no purulenta de las mucosas del tracto respiratorio superior. 3) Linfadenopatías (ganglios linfáticos palpables y dolorosos). Para establecer el diagnóstico de síndrome de fatiga crónica se requiere el  cumplimiento  de  los  2  criterios mayores y por lo menos 8 de los sintomáticos menores, o bien 6 criterios sintomáticos menores y 2 criterios físicos menores.

Hipótesis Etiopatogénicas.

  1. a) Infección viral: entre los grupos virales tenidos en cuenta como potenciales  agentes  causales,  el  que ocupó el primer lugar fue el de los herpesvirus, y dentro de este grupo el de Epstein-Barr, asimilable a una especie de mononucleosis infecciosa crónica.  Investigaciones  posteriores permitieron  descartar  esta  causa  y actualmente se estudian otros virus de este grupo, como el citomegalovi Algunos investigadores desviaron su atención hacia otros grupos víricos como los enterovirus y los retrovirus. b) Disfunción del sistema inmune: En la actualidad se estima que mecanismos etiopatogénicos o fisiopatológicos o ambos, serían los factores en común entre el síndrome de fatiga crónica y otros trastornos, como la depresión mayor y la fibromialgia.Algunos investigadores sugieren que en el síndrome de fatiga crónica existen indicios que denotan un compromiso sostenido del sistema  inmune.  Desde  el punto de vista clínico mencionan la frecuencia de manifestaciones  alérgicas como faringitis y bronquitis no purulentas a repetición, rashes cutáneos y una hiporreactividad para las intradermorreacciones (reactividad disminuída a las pruebas inyectadas en la Piel).  Desde el punto de vista de los análisis de laboratorio, entre los hallazgos más consistentes se menciona una disminución  de  la  actividad de las células asesinas naturales (natural killer cells) y de la inmunoglobulina G en sus distintas fracciones; y por otro lado, un aumento de los complejos inmunes circulantes, linfocitosis atípica y aumento de las citocinas plasmáticas. c)  Disfunción  hipotalámica: algunas investigaciones sostienen que podría existir una disminución de la actividad de la corticotrofi- na y del cortisol basal. Por otro lado, se ha sugerido que habría un aumento de la sensibilidad de los receptores  serotoninérgicos hipotalámicos. d) Trastorno psiquiátrico primario: algunos autores sugieren que el síndrome de fatiga crónica sería una variante atípica de un trastorno psiquiátrico, debido a su frecuente asociación con la depresión mayor y con los trastornos de ansiedad. e) Trastorno primario delsueño:  algunos  investigafatiga  crónica  podría  ser una variante atípica de la depresión; pero lo que aún no queda claro es si los síntomas  depresivos  son causa, consecuencia o simplemente variables asociadas de esta enfermedad crónica e incapacitante. Si bien los resultados observados en cuanto a la asociación entre el síndrome de fatiga crónica y la depresión sonvariables, en la mayoría de los estudios la prevalencia de depresión mayor es alta, y lo que cambia es la relación entre el primer episodio de depresión mayor y el inicio del síndrome de fatiga crónica. En algunos casos, el comienzo de la depresión es anterior, en otros posterior o simultáneo al inicio del síndrome de fatiga crónica. Las  conceptualizaciones previas  del  síndrome  defatiga  crónica  como  una variante atípica de depresión (no reconocida como tal y con rasgos somáticos), parece sobresimplificar la cuestión, produciendo una superposición  entre  lostrastornos  afectivos  y  los trastornos de ansiedad. El eje hipotálmo - hipófiso - adrenal ha sido investigado tanto en el síndrome de fatiga crónica como en la depresión. En un estudio se pudo demostrar que por la mañana los pacientes con síndrome de fatiga crónica no asociado a enfermedad psiquiátrica muestran niveles  bajos  de  cortisol;  en cambio, los niveles se encontrarían elevados en los pacientes  con  depresión Patologías a descartar en el diagnóstico de síndrome de fatiga crónica son Neoplasias Enfermedades autoinmunes Infecciones localizadasEnfermedades bacterianas, micóticas o parasitarias subagudas o crónicas Sida Enfermedades psiquiátricas Abuso de sustancias Enfermedades inflamatorias crónicas Enfermedades neuromusculares Enfermedades endocrinas Intoxicaciones crónicas Enfermedad cardiaca, pulmonar, o gastrointestinal crónica, algunos investigadores postulan que una alteración primaria del sueño, debida a la disfunción de las vías serotoninérgicas, sería la causa del síndrome  de  fatiga  crónica. También se ha estudiado un trastorno similar denominado  fibromialgia,  que suele ser visto por los reumatólogos y consiste en una profunda  fatiga,  letargia, mialgias con puntos dolorosos específicos, alteraciones del humor y sueño no reparador. Estas cinco hipótesis etiopatogénicas  no  deberían considerarse como entidades diferentes, sino que por el  contrario  se  encontrarían  interrelacionadas,  in- dependientemente de cuál fuese la causa primaria.Diagnósticos diferenciales Para realizar el diagnóstico de síndrome de fatiga crónica deben descartarse otras patologías que también cursan con fatiga intensa y de larga  evolución,  como  sedetallan en el cuadro. Trastornos de ansiedad generalizada, somatización, fibromialgia y depresión. Su relación con el síndrome de fatiga crónica El síndrome de fatiga crónica es un trastorno cara terizado por una fatiga intensa de al menos seis meses de evolución. La etiología  es  desconocida,  aunque se sugieren probables causas de origen biológico y psicológico. Más del 50%de las personas afectadas por el síndrome cumplen con los criterios diagnósticos  de  depresión  leve  o moderada, y raramente severa. Debido a la asociación frecuente de la enfermedad  con  la  depresión, algunos autores han sugerido  que  el  síndrome  de (estos hallazgos corresponden a mediciones hechas en plasma, sin embargo, la medición realizada en saliva sería más específica y menos invasiva para medir el cortisol libre y biológicamente activo). Las mediciones  realizadas  por  la noche  muestran  que  los niveles de cortisol son significativamente más bajos en los pacientes con síndrome de fatiga crónica que en los pacientes con de- presión. A su vez, los pacientes  con  síndrome  de fatiga crónica independientemente de la asociación o no con depresión leve o moderada, también presentan una hiposecreción no turna de cortisol. Estos hallazgos  probarían  que  el síndrome de fatiga crónica sería bioquímicamente distinto de la depresión. Sin embargo,  se  requerirán mayores  investigaciones para poder confirmar si la función anormal del eje hipotálamo - hipófiso - adrenal de los pacientes con síndrome de fatiga crónica es una disfunción primaria o secundaria a alteraciones en la neurotransmisión central  (serotonina,  adrenalina), o bien un epifenómeno que se expresaría como resultado  del  estilo  de vida o como consecuencia de fenómenos fisiológicos, psicológicos o psíquicos. Históricamente, el síndrome  de  fatiga  crónica  era considerado como una variante atípica de un trastorno psiquiátrico; en la actualidad, se estima que serían los mecanismos etiopatogénicos, fisiopatológicos o ambos lo que tendrían en común el síndrome de fatiga crónica con otros  trastornos  como  la depresión mayor y la fibromialgia. Según  una  investigación, los pacientes que padecen síndrome de fatiga crónica son en su mayoría mujeres, cuya  edad  promedio  se encuentra alrededor de los 36 o 37 años, en general desocupadas, o bien con licencias y beneficios sociales por enfermedad temporaria,  o  discapacidad permanente,  en  general pertenecientes  a  la  clase media y trabajadora, y con escaso nivel de educación. Al compararse un grupo de pacientes con síndrome de fatiga  crónica  asociado  a fibromialgia con casos no asociados, se observó que en el primer grupo el porcentaje de mujeres afectadas era significativamente alto; pero no se encontraron diferencias en las va- ables sociales y profesio- les, clínicas ni psicopatológicas,  por  lo  que  se postuló que podría tratarse de dos entidades somáticas con  rasgos  comunes.  Lo mismo ocurrió en los casos con síndrome de fatiga crónica asociado al trastorno de somatización, donde la proporción de mujeres también era significativamente elevado;  pero  la  mayor duración de la enfermedad y los altos niveles de comorbilidad (enfermedades asociadas)  psiquiátrica, sugieren que los mecanismos etiopatogénicos involucrados serían distintos. Uno de los principales hallazgos de estos estudios es la prevalencia extraordinariamente alta de trastornos de  ansiedad  generalizada asociados al síndrome de fatiga crónica. Su cronicidad, la edad temprana de inicio, y el patrón de comorbilidad (frecuentemente con trastornos de angustia y de somatización), sugieren que la ansiedad generalizada sería un factor predisponente para el desarrollo  de  una  amplia gama de trastornos emocionales y posiblemente también para el desarrollo del síndrome de fatiga crónica. Asimismo se pudo demostrar una alta incidencia del síndrome de intestino irritable y del fenómeno de Raynaud en pacientes con síndrome de fatiga crónica asociado al trastorno de ansiedad generalizada. Ello indicaría  que  estos  pacientes sufren de ansiedad crónica, trastornos psiquiátricos y cuadros somáticos asociados. Laimpresión clínica es que la ansiedad y la fatiga serían, ambas, resultantes de conflictos  psicológicos  subyacentes no resueltos, como los altos niveles de autoexigencia relacionados con las expectativas personales y necesidades afectivas reprimidas. Esto traería como consecuencia  tensiones musculares, psíquicas, estrés emocional y una tendencia hacia la declinación en todas las actividades. Los fenómenos de despersonalización (sensación de desaparición del propio cuerpo)  y  desrealización (sensación de desaparición del mundo circundante), tampoco son infrecuentes, pero se darían en ausencia de sintomatología psicótica o ataques de pánico, y en estados de fatiga extrema. En general, el síndrome  de  fatiga  crónica  no estaría asociado con el síndrome  de  estrés  postraumático,  pero  su  relación con los trastornos de somatización y los de angustia (trastorno de pánico)) es elevada. A su vez, también es importante destacar que existe una minoría significativa de pacientes con síndrome de fatiga crónica no asociado a trastornos psiquiátricos, lo que sugiere que esta enfermedad no podría ser enteramente explicada a través de estos trastornos. Sin embargo, su prevalencia es alta. Según este estudio, la prevalencia del trastorno de somatización fue estadísticamente destacable, no así la asociación con los trastornos de angustia.

Aspectos terapéuticos.

Los posibles tratamientos del síndrome de fatiga crónica involucrarían distintos aspectos relacionados con las hipótesis etiopatogénicas. Su terapéutica, que aún no está definida de manera precisa, exige la colaboración de un equipo interdisciplinario de clínicos, infectólogos y psiquiatras. La orientación psicológica tendiente a reducir el estrés, orientar a la familia y abordar la psicopatología del paciente ocupa un lugar predominante. Los agentes ansiolíticos como el bromazepam podrían estar indicados en los casos en que el síndrome de fatiga crónica se encuentre asociado con el trastorno de ansiedad generalizada ya que este fármaco, en dosis de 4,5 mg. fraccionado en tres tomas, es efectivo en el tratamiento de los trastornos de ansiedad  generalizada.  Produce mejoría del componente psíquico  y  conductual  de  la ansiedad, pero es particularmente efectivo en el tratamiento de los síntomas somáticos  (cardiovasculares,respiratorios,  vasomotores, neurológicos,  gastrointestinales, sexuales y ginecológicos, musculares y dermatológicos). Con el uso de bromazepam también se observa mejoría en los trastornos del Niveles de cortisol en el síndrome de fatiga crónica no asociado a enfermedad psiquiátrica y en la depresión. Medición de los niveles de cortisol libre y biológicamente activoMañana- Noche Síndrome de fatiga crónica no asociado a enfermedad psiquiátrica Depresión sueño, menor tensión e irritabilidad, disminución de los síntomas fóbicos, obsesivos y del ánimo deprimido, además de mejoría en los hábitos alimentarios y sexuales. Todo ello llevaría al restablecimiento de la actividad y de las interacciones del paciente con el medio familiar y laboral. En general es de una alta eficacia, muestra una buena  tolerancia  y  la  frecuencia de aparición de efectos adversos es por lo común baja. Sin embargo, se deberá tener en cuenta el riesgo potencial de dependencia y abstinencia, por lo que no deberá usarse por períodos  prolongados.  Los antidepresivos, especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación  de  serotonina(IRSS), son drogas de primera elección en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica,  y  son  particularmente efectivas en el tratamiento del componente psíquico de la ansiedad, en aquellos casos en los que el síndrome de fatiga crónica se asocia con cuadros de ansiedad. 

Referencias:

Journal of Affective Disorders 47: 191-194, 1998. 

Acta Psychiatrica Scandinavica 95: 405-413, 1997. 

American Journal Psychiatry  (Letters to the Editor). 154: 1322, 1997. 

Revista Argentina de Psicofarmacología Vol III Nº10: 10-12, 1996. 

Revista Argentina de Psiquiatría Biológica Vol II Nº7: 4-6, 1995.

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